En la vida de toda persona llega un momento en el que debe elegir que puertas abrir y cuales cerrar. En mi vida, ese momento, ha llegado.
Tengo una variedad de puertas alucinantes: Muchas abiertas y otras cuantas cerradas. Es hora de elegir cuales deben seguir abiertas o cerradas y cuales hay que sacar valor para cambiar su forma.
Hoy es, oficialmente, el día que decido cerrar tu puerta, V. En cada movimiento que haces me duele tanto como una cuchillada por la espalda y no puede ser así. Te quiero, pero no a mi lado.
Hoy es, oficialmente, el día que decido cerrar tu puerta, C. No es justo para nadie lo que hemos hecho, ni para ti, ni para mi G, ni para mi. Se acabaron los juegos, es hora de madrurar.
Hoy es, oficialmente, el día que decido cerrar tu puerta, O. Ahora eres feliz y quiero que lo seas durante mucho tiempo, te deseo toda la suerte del mundo. Yo seguiré a tu lado, como siempre, pero sin esos dobles pensamientos.
Hoy es, oficialmente, el día que decido abrir tu puerta, la puerta del amor. Ya va siendo el momento de volver a repartir la baraja de cartas y probar suertes. ¿Será bueno o malo? Eso lo dictará el tiempo y las decisiones tomadas. Voy a arriesgar por volver a ser Á, el chico enamorado del amor.
Entrar... Salir... Esa es la cuestión de todas las puertas abiertas. Pienso entrar en todas y no salir hasta que no me quede aire para respirar en esa habitación, hasta que sepa que no puedo hacer nada más por aquello que hay allá dentro.
Grasias.
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